Por: Eduardo García.
Sin lugar a dudas, El Oráculo de Delfos es uno de los lugares más importantes de la mitología griega, tuvo una gran relevancia en el mundo antiguo, no solamente en Grecia, sino también en otros pueblos del Mar Mediterráneo.
Estaba dedicado, principalmente, al dios de la música, las artes y las adivinaciones, el poderoso Apolo, hijo de Zeus, producto de un lío amoroso del dios del rayo, Apolo se convirtió en un excelente cazador, asesinando a la temible serpiente pitón que había sido enviada por Hera para atormentar a la amante de su marido y a sus bastardos.
Personas de todas partes peregrinaban hasta el Oráculo de Delfos tratando de obtener respuestas, para ello, debían de hacer donaciones a las sacerdotizas del templo, muchos reyes se presentaban en aquel lugar con regalos esplendorosos, el oráculo tenía fama de ser una garantía pues nunca se equivocaba en sus predicciones.
En este lugar de tomaron decisiones importantísimas, tanto como la vida de miles de personas, puesto que, si un rey consultaba al oráculo sobre si hacer la guerra o no, y el resultado era negativo, el soberano no iniciaba la guerra, pero, si decía lo contrario, la sangre se derramaría.
En esta lugar también se adoraba a Dionisio, dios del vino, sus seguidores realizaban extraños rituales en honor al dios, consistía en orgías llenas de vino y perversión, como le gustaba al dios, una práctica un tanto polémica, pero meramente religiosa.
Delfos no solamente era un lugar de perversión y adivinación, también era artístico y deportivo, aquí se disputaban los Juegos Píticos en honor al dios Apolo, no solamente había competencias deportivas como en la actualidad, también las había artísticas, ya que, Apolo era el dios de las bellas artes.
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